"Está comprobado que las palabras sólo transmiten el 7% del mensaje, (...) el 93% de un mensaje se transmite mediante comunicación no verbal."
-Chris Knight, antropólogo.
Cuando dos individuos intentan comunicarse, se encuentran
desnudos, armados únicamente con las herramientas que la comunicación misma les
proporciona, volviéndose todo un reto lograr que su interlocutor logre entender
lo mismo que ellos están queriendo expresar. Factores como la cultura,
preferencias ideológicas o hasta el coeficiente intelectual suelen intervenir
en la decodificación del mensaje y una mala interpretación de este puede
desencadenar una serie de conflictos que se derivan simplemente de una mala
comunicación.
Si un mexicano dijera a un extranjero: hoy fiesta en tu casa;
¿entendería lo mismo un ruso, un francés o un chino (los tres hablantes del
español)? ¿Se quedaría alguno de ellos esperando a los invitados en su propia
casa con los globos y la música? (como sucediera en aquel famoso comercial cuya
marca no quiero mencionar)
Estoy casi segura de que si, pues esta frase que para un
mexicano puede significar un dicho que nunca debe tomarse como literal, para un
ruso proveniente de una cultura un tanto formal y metódica, lo tomará
desprevenido. Es por eso que para ser competente comunicativamente son
necesarios también otros conocimientos, como los pragmáticos, socioculturales y
de la comunicación no verbal, como los gestos.
Detengámonos a analizar un poco más este último término, para
entender el lenguaje de gestos debemos
remontarnos a su origen, y este, como sucede con nuestra lengua, lo
encontramos, a menudo, en la antigüedad romana. Los romanos, al mismo tiempo
que nos transmitían su lengua, el latín, nos traspasaban toda una serie de
elementos no verbales.
Ciertamente muchos de los gestos vigentes en la actualidad
eran usados ya por los romanos:
Piernas cruzadas
Sentarse con las piernas cruzadas era considerado maléfico en la antigua Roma. También lo era sentarse con las manos entrelazadas y colocadas sobre una rodilla o con los dedos entrelazados. En concreto, estas posturas podían perjudicar algunos procesos como el parto (estaba prohibido sentarse así delante de una mujer embarazada) o la toma de decisiones en una reunión.
Cabeza alta
Los discursos del dictador italiano Benito Mussolini recogían gestos de la época romana. Se refiere a ello Petronio, cuando habla de un personaje que sabe que recibirá una herencia y estaba orgulloso de su recuperación moral y económica. De esta manera, levantando la barbilla, manifestaba su orgullo.
Sacar la lengua
Estaba prohibido sacar la lengua, incluso cuando se tosía, y pasarse la lengua por encima de los labios. Estos gestos podían dar a entender a otra persona que se estaba invitando a una relación más íntima. No obstante, sacar con fuerza la lengua se entendía como una burla.
Besar en la boca
En la antigua Roma era común que el amante o un familiar del moribundo le besase en la boca para recibir el alma de la persona que dejaba este mundo. Esto se puede trasladar también hoy en día. La prensa coincidió en interpretar el beso de Madonna a Britney Spears como el traspaso de un cetro: el de reina del pop.
Orejas de asno
"Imitar con la manos unas orejas blancas". Mostrar las palmas de las manos con el pulgar tocando las orejas y moviendo los dedos también significaba burla hace dos mil años. Para los romanos, era imitar las orejas de un asno.
Silencio
"Pero él, llevándose el índice a los labios, atónito por el miedo, dijo: calla, calla". Se trata de un texto de Apuleyo, concretamente de Las metamorfosis (la única novela romana que ha sobrevivido entera), que ha dado cuenta de un gesto muy común entre nosotros, el de imponer silencio.